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110 DE LA DEMOCRACIA EN LA AMÉRICA DEL NORTE.

pues allí obra la sociedad por sí misma y en ella misma. No existe potestad alguna sino en su seno, y aun casi nadie se encuentra que se atreva á concebir y sobre todo à espresar la idea de buscarla en otro paraje. El pueblo participa de la composicion de las leyes por medio de la eleccion de los lejisladores, de su aplicacion por la de los ajentes del poder ejecutivo; se puede decir que gobierna él mismo, siendo tan debil y restrinjida la parte dejada á la administracion, asomando tanto su orijen popular y obedeciendo á la potestad de que emana. El pueblo reina en el mundo político americano como Dios en el universo. Es la causa y fin de todas las cosas; todo sale de él Y todo en él se absorve (H).

CAPITULO V.

NECESIDAD DE ESTUDIAR LO QUE PASA EN LOS ESTADOS PARTICULARES
ANTES DE HABLAR DEL GOBIERNO DE LA UNION.

En el capítulo siguiente es nuestro ánimo examinar cuál es en América la forma de gobierno fundado en el principio de la soberanía del pueblo, cuáles son sus medios de accion, sus estorbos, sus ventajas y sus inconvenientes. Pero se presenta una primera dificultad: los Estados Unidos tienen una Constitucion complexa, se observan allí dos sociedades distintas empeñadas, y si puedo valerme de esta espresion, encajonadas una en otra ; se ven allí dos gobiernos completamente separados y casi independientes: uno habitual é indefinido, que corresponde á las necesidades diarias de la sociedad, y otro escepcional y circunscrito, que no se aplica mas que á ciertos intereses generales. En una pala

bra, son veinticuatro naciones soberanas cuyo todo forma el gran cuerpo de la Union.

Examinar la Union antes de estudiar el Estado, es meterse en un camino empedrado.de tropiezos. La forma del gobierno federal en los Estados Unidos ha sido la última que ha aparecido; no ha sido mas que una modificacion de la república, un resumen de los principios políticos esparcidos en toda la sociedad antes de ella, y subsistiendo independientemente de ella. Por otra parte el gobierno federal, como acabo de decirlo, no es mas que una escepcion, Y el gobierno de los Estados es la regla comun. El escritor que quisiera dar á conocer el conjunto de tal cuadro antes de haber mostrado los pormenores, incurriria por precision en oscuridades ó en repeticiones.

No cabe duda en que los grandes principios politicos que rijen al presente la sociedad americana han tomado orijen y desenvueltose en el Estado, y por lo mismo se ha de conocer este para tener la clave de todo lo restante.

Los Estados de que consta en nuestra época la Union americana presentan todos ellos, en cuanto al aspecto esterior de las instituciones, el mismo espectáculo. La vida política ó administrativa se encuentra allí concentrada en tres focos de accion, que se pueden comparar con diversos centros nerviosos que hacen mover el cuerpo humano.

En el primer grado se halla el partido, mas arriba el condado, y al fin el Estado.

DEL SISTEMA COMUNAL Ó CONCEJIL EN AMÉRICA.

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La razon que asiste al autor para empezar el examen de las instituciones políticas por el partido. El partido se encuentra en todos los pueblos. Dificultad de fundar y conservar la libertad concejil. — Su importancia.- Por que el autor ha dado la preferencia á la organizacion comunal de Nueva Inglaterra para el objeto principal de su

examen.

No es por pura casualidad que yo examino primeramente el partido, siendo este la única asociacion que exista tan bien en la naturaleza, que en todos los puntos en que hay hombres reunidos se forma de suyo un partido. La sociedad concejil existe pues en todos los pueblos, sean cuales fueren sus usos y sus leyes, pues quien forma los reinos y crea las repúblicas es el hombre, y el partido parece salir directamente de las manos de Dios. Y si bien el partido existe desde que hay hombres, tam

bien hay que decir que la libertad concejil es cosa escasa y frajil. Un pueblo siempre puede formar grandes asambleas políticas, porque se suele encontrar en su seno cierto número de hombres en

quienes reemplazan las luces hasta cierto punto el uso de los negocios; y el partido consta de elementos toscos que á menudo contrarestan la accion del lejislador. La dificultad de fundar la independencia de los partidos, en vez de ir á menos segun se van ilustrando las naciones, se aumenta con sus luces. Una sociedad muy civilizada apenas tolera los ensayos que se pueden hacer relativamente á la libertad concejil, pues se indigna al ver sus innumerables descarríos, y desconfia del éxito antes de haber alcanzado el resultado final de la esperiencia.

Entre todas las libertades, la de los partidos, que es la que se establece tan dificultosamente, se halla tambien mas espuesta á las invasiones del poder, por cuanto las instituciones comunales, dejadas á ellas mismas, no pueden luchar contra un gobierno intrépido y fuerte, y para que se defiendan con buen suceso, es forzoso que hayan adquirido todo su desarrollo y mezcládose con las ideas Y hábitos nacionales. Así en tanto que no se incluya en las costumbres la libertad concejil, será facil destruirla, y no podrá introducirse en ellas hasta que anteriormente haya subsistido por mucho tiempo en las leyes.

En este supuesto la libertad concejil se sustrae, por decirlo así, al esfuerzo del hombre, resultando de ahí que rara vez se la pueda crear, pues nace en algun modo de ella misma, y se desenvuelve casi

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