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blo, alcanzó una herencia (la ciudad de Hebron). David con su misericordia (particularmente con Saul) consiguió el trono del reino para siempre. Elias, zelando el honor de la ley (cuando hizo morir á los Sacerdotes de Baal), fue arrebatado al Cielo. Ananías, Azarías y Misael creyendo, fueron librados de la llama. Daniel en su simplicidad se libró de la boca de los leones... Id discurriendo asi, hijos mios, de generacion en generacion, y vereis que todos los que esperan en Dios, no flaquean. No temais las amenazas del pecador, porque su gloria es estiercol y gusanos. Hoy es ensalzado, y mañana no se encuentra, porque se volvió á su polvo y pereció su engreimiento. Vosotros, pues, hijos mios, esforzáos y obrad con valor por la ley. Por ella sereis gloriosos.

Nombra General á Judas Macabeo y Consejero á su hermano Simon, y muere en una buena ancianidad. Ahí teneis á vuestro hermano Simon. Yo sé que es hombre de consejo. Escuchadle siempre, y él os será en lugar de padre. Judas Macabeo que es hombre de gran valor desde su juventud, sea el General de vuestro ejército. El hará la guerra del pueblo. Atraed á vosotros todos los que guardáren la ley, y vindicad el honor de vuestro pueblo. Retribuid su vez á las gentes, y no perdais de vista el cumplimiento de la ley. El venerable padre, despues de un discurso tan patético y de una exhortacion tan eficaz, bendijo á sus hijos y murió en una edad avanzada (no se sabe de cuantos años) y en una buena ancianidad; y lleno de dias y de méritos fue agregado á sus padres. Esta preciosa muerte sucedió el año ciento cuarenta y seis de la era de los Griegos, tres mil ochocientos cuarenta y uno del mundo y ciento y cincuenta y nueve antes de Jesucristo.

Sus honras y su sepulcro. Matatías, este zeloso y valiente anciano, fue el primero en despertar y animar el valor abatido de sus hermanos, sin mas soldados que sus hijos y algunos Israelitas fieles, y casi solo se atrevió á exponerse á todo el furor de un tirano como Antíoco. El llegó á reconocer que Dios no estaba irritado para siempre, y con este dulce conocimiento se determinó á tomar las armas para defender la religion y la pátria. Matatías vivió en la virtud, murió con las armas á la cabecera de su cama y dejó á la nacion cinco ⚫ héroes en sus cinco hijos. Israel conoció cuanto le debia, le ofreció el tributo de su reconocimiento en sus lágrimas, le hizo exequias magníficas, y le enterró en su ciudad de Modin en el sepulcro de sus padres. San Gerónimo vió y veneró su sepulche cerca de cinco siglos despues de su muerte.

Aumenta Judas Macabeo el ejército hasta seis mil hombres. Cumplidos los últimos obsequios tan justamente debidos á este nuevo Patriarca, solo se trató de llevar adelante la guerra tan felizmente principiada. Matatías habia dejado señalado á su hijo Judas Macabeo para dirigirla, y la eleccion no cabia mas acertada. Su sobrenombre Macabeo, que significa, hombre destinado á domar enemigos, era ya un victorias. Empreēd pues, este Macabeo la continuacion de la guerra, le ayudaban sus hermanos y todos los que habian

presagio de sus

A

seguido á su padre, y peleaban las peleas del Señor, las peleas de Israel con alegría. El primer cuidado de Judas fue aumentar las tropas que le habia dejado su padre, y que por su corto número no eran suficientes á pelear en las llanuras, y para conseguirlo, tanto él, como sus oficiales entraban á escondidas, con algun otro soldado de los mas, valientes, en los lugares y ciudades, y convocando á sus parientes y amigos, y tomando á los que habian permanecido en la religion de sus padres los llevaban consigo, y de este modo llegaron á juntar un ejército de seis mil hombres valientes y decididos. Esto era ya bastante para un General que no queria entre sus soldados hombres vagamundos, dispuestos al robo y mas á propósito para desacreditar sus armas, que para darlas valor con su número. Entonces salió de los montes de Modin y se presentó en los valles con un ejérsito poco numeroso, pero muy valiente.

Súplicas del ejército al Señor antes de principiar la guerra. Antes de principiar los combates preparó á sus tropas no tanto con armas, cuanto con súplicas al Señor para que les amparase y protegiese en las peleas y les concediese las victorias. Era sin duda un espectáculo de admiracion y placer á los Angeles, ver un ejército con su General al frente, postrado en medio del campo, pidiendo al Señor: que mirase á su pueblo que era hollado de todos: que se apiadase de su templo que era manchado por los impíos: que se compadeciese de Jerusalen que iba á ser arrasada: que oyese la voz de tanta sangre que estaba clamando á su Magestad: que se acordase de las muertes injustas de los inoecntes párvulos y de las blasfemias proferidas contra su santo nombre; y que se indignase por estas maldades.

Principia Judas la guerra. Despues de estas peticiones, se levantaron llenos de confianza, de que el Señor les habría oido benigno; principió el Macabeo la guerra y luego se conoció que el enojo que el Señor tenia contra su pueblo, se habia cambiado en misericordia, en proteccion y en socorro, porque nada se resistia á sus armas. Se echaba sobre las ciudades de sus enemigos, las tomaba y entregaba á las llamas. Cercaba los castillos y plazas fuertes, y luego los rendia, quemaba y demolia; y ocupando lugares ventajosos hacía grandes estragos en los enemigos, particularmente de noche, con sorpresas contínuas, y tan atrevidas que la fama de su valor se estendió por todas partes.

Primera batalla de Judas contra Apolonio y primera victoria. Causará admiracion que los Generales de Antíoco, que mandaban en la Siria y particularmente en la Judea que era el campo principal de las correrias de Judas, y que lo habia sido de su padre Matatías, no saliesen luego al encuentro de estos dos valientes que llevaban la guerra por todas partes; pero al ver su intrepidez y su valor, temieron y no quisieron esponerse hasta no juntar un ejército numeroso para dar el golpe seguro, y acabar de una vez con esta familia atrevida. Apolonio, aquel feroz general que fue á Jerusalen encargado de esterminar todos los hombres y que ejecutó aquella horrible carnicería, que se hizo por primera vez en el dia de Sábado, como ya hemos dicho, fue tambien ahora encargado de esterminar los Macabeos. Acaso se prometería renovarla en semejante dia, pero se desengañó luego de que los Judíos se defendian ya en todos los dias. Reunió Apolonio un cuerpo numeroso de gentiles y otro de Samaritanos y guarniciones que habia en Samaria aun mas numeroso; pero mientras que Apolonio andaba reuniendo sus tropas, Judas cor

ria

que

ya

no

y daba los golpes que hemos dicho arriba. En fin, Apolonio completó su grande ejército compuesto de dos cuerpos y luego se dirigió contra un puñado de tropas que Judas tenia á sus órdenes. Este lo supo y no esperó que su enemigo fuese á buscarle. Le salió con presteza al encuentro, y cuando Apolonio pensaba en acometer ya se halló acometido. Entonces conoció Apolonio las habia con aquellos Judíos que sin resistencia se dejaban degollar en el templo de Jerusalen y en el monte Modin, y que era preciso pelear con buen órden; pero Judas derribando á grandes cuchilladas cuantos se oponen á su paso, se abre un camino de sangre hasta llegar á Apolonio, y este feroz enemigo y degollador de su pueblo cae muerto á sus pies al primer golpe de su terrible espada. Seguian á su arrojado General los primeros de sus valientes, y cuando vieron en tierra á Apolonio cargaron al centro del ejército, que acuchillado al mismo tiempo por las demas tropas de Judas, luego se desordenó y huyeron los que pudieron, quedando el campo cubierto de muertos. La tropa victoriosa tomó un rico botin y en cuanto al general,

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